¿Influye la genética en tener una buena salud dental?
No cabe duda de que la genética influye en la salud bucodental. De hecho, existen algunas anomalías dentales que pueden ser hereditarias como las de número (supernumerarios o agenesias), de forma o tamaño. Respecto a las maloclusiones, son el resultado de una combinación compleja de influencias genéticas y ambientales. Además, determinadas patologías como las que cursan con defectos de esmalte y dentina y enfermedades como el labio leporino y la fisura palatina, tienen cierto grado de predisposición genética.
Respecto a las encías, se han llegado a identificar hasta 47 genes implicados en estos problemas de salud, tanto en la aparición de caries como de periodontitis (enfermedad de las encías).
Si tenemos familiares con este tipo de problemas bucodentales, es muy importante mantener unos hábitos saludables y con la frecuencia necesaria. ¿Por qué? Porque prevenir estas enfermedades o detectarlas a tiempo es clave para lograr con éxito el mantenimiento de una buena salud oral. Dependiendo de la patología, se deberían de adoptar unas medidas preventivas u otras individualizando cada caso. Además, en numerosas ocasiones, por falta de información, puede ocurrir que se produzca una trasmisión bacteriana de los padres a los hijos, que debería de evitarse siempre, pero más especialmente, en estos casos. La transmisión bacteriana ocurre de manera vertical, al intercambiar saliva los padres con el niño, esto es, compartiendo cubiertos, limpiando un chupete con la saliva de los padres o incluso compartiendo cepillo de dientes. La madre es considerada la principal fuente de transmisión bacteriana en niños, debido al íntimo contacto en los dos primeros años de vida, se ha visto que la promoción de la salud bucal durante el embarazo es importante y exitosa a la hora de reducir la caries temprana de la infancia.
Es importante llevar al bebé al dentista por primera vez cuando erupciona el primer diente o, en su defecto, en el primer cumpleaños, si no hay patología previa. Esta primera visita es fundamental para informar a los padres de los cuidados orales en el bebé (alimentación, abandono de hábitos, cómo deben cepillarle los dientes) y para que el niño vaya adquiriendo un hábito gradual y cogiendo confianza con el dentista anudándole a prevenir el miedo dental.
En general, la población no acude a revisiones odontológicas con la frecuencia necesaria y tampoco es correcto aquello que se ha escuchado toda la vida de, con una revisión anual es suficiente. Actualmente contamos con el Método Cambra, se trata de una técnica sencilla pero innovadora que evalúa el riesgo de caries dental y el manejo de las mismas según el riesgo individual de cada paciente. Es aplicable y recomendada para todas las edades desde los 0 a los 100 años de edad.Se basa en detectar una serie de factores de riego y en realizar una exploración para identificar los indicadores de la enfermedad de la caries.
El avance de las técnicas preventivas y diagnósticas hace posible el diagnóstico precoz y el tratamiento de la caries en una fase muy temprana cuando todavía es reversible. Mediante esta técnica se clasificará al paciente según el riesgo de caries y se establecerá cada cuánto son necesarias las revisiones individualizando el caso, que puede ir de los 3-4 meses a los 12 meses.
Mucha gente se pregunta si las limpiezas bucales son imprescindibles y esa es una pregunta que no se puede generalizar, ya que se ha de valorar de manera individualizada. Este tratamiento está indicado cuando existe cálculo supragingival ya que ayuda a prevenir enfermedades periodontales y la aparición de caries.
El principal consejo para tener una boca sana y conservar la dentadura el mayor número de años posibles es tener unos buenos hábitos dietéticos, higiénicos, evitar hábitos nocivos como el tabaco y acudir a revisiones periódicas odontológicas.